Organizar una presentación efectiva puede parecer abrumador, pero con los consejos adecuados, puedes convertirte en un orador seguro y convincente. En este artículo, te guiaremos paso a paso a través del proceso de creación de una ponencia que impacte a tu audiencia.
Una ponencia es uno de los instrumentos más valiosos para el intercambio de conocimientos y generar impacto. Tanto si te enfrentas a tu primera ponencia como si ya cuentas con una amplia experiencia, la clave es prepararla adecuadamente para asegurar el éxito. En este artículo, te guiamos en su proceso de preparación para que puedas convertir tu idea en una presentación sólida y efectiva.
¿Qué es una ponencia?
Se trata de una presentación de carácter oral en el que se presenta un tema específico ante una audiencia. Puede tener lugar en diferentes contextos (congresos, seminarios, reuniones corporativas…) Con frecuencia, se centra en un solo tema, que se encuentra desarrollado de manera efectiva, y busca transmitir información, propuestas, perspectivas, objetivos o ideas. El ponente es el responsable de comunicar el mensaje de forma estructurada y atractiva. En eventos y convenciones o a la hora de organizar un congreso, las ponencias son una de las maneras más eficaces de compartir conocimiento y de transmitir autoridad en un sector en concreto. Si te encuentras en proceso de planificación de un evento donde desees incluir una o varias ponencias, desde MTGlobal te ofrecemos la ayuda necesaria en la logística y operativa de eventos y convenciones para que todo se desarrolle de forma impecable.
¿Cómo hacer una buena ponencia?
Para realizar una ponencia que atraiga y cautive a la audiencia es necesario tener una buena planificación y preparación. En primer lugar, conviene estructurar la presentación dividiéndola en tres apartados: introducción, desarrollo y conclusión. En la introducción, es fundamental captar la atención de la audiencia desde las primeras palabras. Se puede conseguir de muchas maneras, bien a través de una estadística sorprendente, con una pregunta al aire que mantenga cierta intriga o una anécdota relacionada con la temática de la reunión. La parte de desarrollo exige una cierta extensión, ya que es el punto en que la atención captada en un primer momento debe mantenerse a través de una exposición clara y lógica de las ideas principales de la ponencia. Apoyarse en datos, ejemplos y recursos visuales es una opción muy recomendable.
En último término, la conclusión reforzará los mensajes clave trasladados a la audiencia y ofrecer una llamada a la acción o una reflexión sobre los puntos de interés de la ponencia. Ensayar la presentación las veces que sean necesarias permitirá al ponente sentirse más seguro y detectar fortalezas y/o puntos de mejora.
Ejemplo de ponencia escrita
Con el fin de entender la estructura de una ponencia, realizar un ejemplo por escrito puede ser de gran ayuda. Pongamos como ejemplo una ponencia cuyo tema principal es “La importancia de innovar en el sector turístico”. Una buena manera de ofrecer una introducción sería mencionar el cómo la tecnología ha ido transformando el turismo en las últimas décadas. En la parte central, correspondiente al desarrollo de la ponencia, convendría mencionar algunos casos de éxito ejemplificados mediante la inteligencia artificial usada en la atención al cliente o la realidad aumentada en experiencias dentro de un viaje o itinerario. En la conclusión, ofrecer los beneficios de adoptar las nuevas tecnologías y adaptarse a un futuro en constante evolución hibrida a la perfección con un mensaje final en el que se ofrezcan recomendaciones sobre cómo las empresas pueden innovar en su día a día. Este puede ser un esquema que ayude a mantener el enfoque y hacer que el mensaje suene con total coherencia.
¿Cómo hacer una ponencia exitosa?
Una ponencia exitosa no depende únicamente de la estructura formada para el discurso. Hay factores que determinan la consecución de objetivos a la hora de transmitir los mensajes. Es importante mantener una buena comunicación no verbal, utilizar correctamente el lenguaje corporal, hacer contacto visual y llevar a cabo una modulación adecuada de la voz. Todo ello influye en la percepción del discurso en la audiencia, con la cual también será necesario interactuar en determinados momentos de la ponencia. Esto se traduce en la realización de preguntas, utilizando herramientas interactivas o bien provocando un tiempo de preguntas a modo de conclusión. Una ponencia exitosa implica ser flexible y estar dispuesto para afrontar posibles obstáculos y contratiempos que tienen que ver con problemas técnicos o, en su caso, preguntas incómodas o inesperadas.