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Vueling redujo un 9,5% sus emisiones de CO2 por pasajero en 2023

La compañía aérea española de bajo coste consiguió esta reducción en comparación con las cifras de 2019, en un informe que la propia compañía ha elaborado.

Un avión de Vueling despegando.

Vueling sigue trabajando para afianzar sus compromisos con la ESG y los criterios de medioambiente, social y gobernanza con el objetivo de lograr cero emisiones netas para 2050. Según los datos vertidos por el reciente informe que se ha publicado recientemente, Vueling también ha logrado disminuir en un 59% los residuos generados a bordo en comparación con 2019. Los objetivos de descarbonización incluyen reducir un 10% las emisiones de CO2 por pasajero y kilómetro en 2025 y, antes de 2050, usar un 10% de combustible sostenible con una reducción de un 20% las emisiones netas de CO2.

Vueling, comprometida con los criterios ESG

En cuanto al uso de combustible sostenible de aviación (SAF), Vueling suministró el pasado año 1.285 toneladas, lo que supone cuatro veces más su uso con respecto a 2022. Este dato forma parte de la estrategia de la compañía para promover el fuel sostenible. En un momento en que resulta tremendamente necesario adaptarse a los nuevos criterios de sostenibilidad marcados por los estándares de calidad, las compañías aéreas se han comprometido a alcanzar ese objetivo de cero emisiones netas para 2050. Una colaboración estratégica en la que están involucradas tanto compañías como aeropuertos, proveedores de navegación aérea y fabricantes.

Cero emisiones netas para 2050, un esfuerzo conjunto

El desafío al que se enfrenta el mercado aéreo es tremendamente complejo. El reto está en sustituir todo tipo de combustible fósil por energía eléctrica o hidrógeno. El tráfico aéreo emite un 2,5% del total de emisiones de CO2. El mayor obstáculo al que se enfrenta la industria aeronáutica es la falta de tecnología, lo que obliga a buscar combustibles alternativos que resulten sostenibles. La alternativa más utilizada actualmente es el SAF (Sustainable Aviation Fuel), extraído a partir de materias primas renovables y que emite hasta un 75% menos de CO2 desde la producción hasta la combustión.

Los compromisos de uso de SAF se han marcado a través de distintos objetivos. La mezcla de este combustible en el queroseno utilizado por las aeronaves deberá ser de un 2% para 2025, el 5% en 2030 y un 63% para 2050. Otro reto al que se enfrenta el mercado aéreo es la producción de SAF que sea capaz de cubrir la demanda y abaratar su coste, actualmente entre tres y cuatro veces más caro que el queroseno. Unido a este compromiso de uso de SAF, existe otra vía: el hidrógeno verde. Un sistema sostenible, pero que exige una fuerte inversión por parte de las aerolíneas. El uso de este tipo de propulsión necesita nuevos aviones, infraestructura y una nueva forma de entender el espacio aéreo. Mientras se trabaja en todo lo que trae alrededor el uso de hidrógeno verde, las líneas aéreas han optado por hacer más eficientes los vuelos, reducir el peso de, por ejemplo, las vajillas o los carritos de comida, la eficacia operativa o la optimización de las rutas. En definitiva, la aviación se encuentra en un proceso de cambio para hacer más sostenible su labor de hacer llegar a cualquier viajero hasta los lugares más recónditos del planeta de una manera segura y responsable con nuestro entorno.