Venecia y Verona, el encanto de lo antiguo

Adentrarse en el Adriático, navegar hasta Venecia y su Carnaval o admirar la belleza de Verona se puede convertir en una experiencia única.

 

El norte de Italia quizá lo defina Milán. Pero huyendo de la modernidad, la moda y el lujo de la capital de la Lombardía, uno se encuentra con ciudades históricas como Venecia y Verona. Comenzar este viaje de incentivo por Verona es rastrear las huellas del Imperio Romano, de los grandes señores de época medieval, de Napoléon Bonaparte y las luchas de poder que la llevaron a incorporarse a Italia en 1866.

 

Pero Verona quizá sea más conocida por su Arena, uno de los recintos para espectáculos más asombrosos que se conservan de la época romana. También por ser el lugar en el que Romeo Montesco y Julieta Capuleto sufrieron por un amor que les convirtió en inmortales, a través de la pluma de William Shakespeare. Recorrer sus calles, admirar su arquitectura civil y religiosa, almorzar en alguno de sus palacios históricos es algo que enamora a quienes nos piden viajes de incentivo en Italia. Pero la cosa no queda ahí. ¿Por qué no acercarse a Venecia? ¿Celebrar una cena de gala ambientada en su histórico Carnaval o pasear en góndola mientras se escucha el cantar de quienes las conducen con el eco de sus canales?

 

Un viaje por el norte de Italia puede coronarse con una visita al Lago di Garda, uno de los enclaves naturales más impresionantes del país. Con más de 350 kilómetros cuadrados de extensión, proporciona al grupo paisajes de auténtico ensueño, un ambiente donde relajarse antes de conocer, en una ruta guiada, las islas de Burano, Murano y Torcello. Sin duda, escoger esta opción para premiar y motivar al equipo es un acierto. Los momentos que nacen de lugares así son para vivirlos.

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